Las lámparas originales pueden encontrarse en el Museo Metropolitano de Nueva York
PALMA.- Romain Gary es el único novelista que ha ganado dos veces el premio Goncourt, uno de los más prestigiosos galardones de las letras galas. La segunda vez con un seudónimo: Émile Ajar. El 9 de mayo de 1964, el mismo mes que se inauguró el Hotel de Mar, dejaba sus impresiones en el libro de honor del establecimiento: "El de Mar es uno de los hoteles más bellos que conozco", reseñaba el escritor y diplomático francés. Acababa de ponerse en marcha el reloj del Hotel de Mar, en Illetas, Calvià, Mallorca.
El establecimiento hotelero número 1.000 de Baleares veía la luz bajo una dictadura franquista que ya intuía un leve aperturismo, capitaneado éste por Manuel Fraga Iribarne. El gallego fue uno de los tres ministros encargados de cortar la banda del hotel. Le acompañaron Castiella y López Rodó, además de El Cordobés, los duques de Alba, el embajador de Bélgica, el marqués de Londonderry y el delegado del New York Herald en París, entre otras personalidades.
La presencia del torero, de origen republicano, junto a los ministros de Franco refleja la distensión del régimen con el turismo. «Esto era más liberal que la península pero había muchas restricciones: no se podía ir en bikini. La guardia civil cuidaba de las playas y de la moral. Se paseaban y si encontraban un balear con alguna sueca o inglesa en la playa, le llamaban la atención...», recuerda Pedro Iriondo, presidente de Aviba. El Hotel de Mar, recóndito, no tuvo problemas.
En aquella época no había coches de alquiler en mallorca aeropuerto, pero siempre existía la manera de acceder para los privilegiados clientes de este hotel.
La venta a Meliá
En 1968 el hotel es arrendado en parte por Hoteles Mallorquines –Sol Meliá–, que compró el 50% de las acciones. Pocos años después se completó la adquisición. "Don Gabriel Escarrer guarda especial cariño al Meliá de Mar, fue uno de los primeros hoteles de la gran expansión de la compañía, un diamante para Meliá, como el Victoria", recuerda Sebastián Darder, quien fuera primero jefe de recepción del ya Meliá de Mar y después director del hotel de 1989 a 1999.
Obra del arquitecto catalán José Antonio Coderch, el establecimiento pertenecía a la familia Buades, propietarios a su vez del Hotel Formentor. "En los primeros años muchos clientes pasaban sus vacaciones entre el Hotel de Mar y el Formentor", explica Sebastián Darder.
En 1964 el I Want To Hold Your Hand de los Beatles eran la banda sonora del mundo occidental. En España el país entero vibraba al son de fútbol: la selección ganó la Eurocopa. 44 años después, capitaneados por Iker Casillas, España volvió a alzarse con la copa y el Meliá de Mar se reinaugura tras reinventar su lujo. A la fiesta oficial de reapertura del hotel, el próximo jueves 31 de julio están invitadas la mayoría de las personalidades del Turismo nacional, desde el ministro Miguel Sebastián, hasta el resto de empresarios hoteleros mallorquines, pasando por el también isleño Secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida.
El nuevo Meliá de Mar cuenta con camas balinesas en sus terrazas, mayordomo, cocina asiática y todas las novedades, comodidades y «experiencias» que ofrece la gama alta de Meliá. El lujo en su versión más vanguardista reviste por dentro al hotel de Illetas que ha mantenido intacta su fachada. «Hemos repuesto, por ejemplo, la piedra de Santanyí, según explica su actual director, Miguel Bermúdez.
En el antiguo Hotel de Mar no había gimnasio, ni SPA. Éste, el YHI SPA –marca propia de los tratamientos de agua de Meliá–, se asienta hoy sobre la que fue durante años la casa de Marco Paredes. El actual director del Gran Meliá Victoria, capitaneó el hotel entre los años 1983 y 1986.
Orgullosos de haber pasado por el hotel todos los directores guardan anécdotas. El lujo de 144 habitaciones abiertas hacia el Mediterráneo da para mucho. Miquel Casasnovas narra en un libro editado con motivo del 30 aniversario del hotel, que en la época en la que él dirigió el establecimiento (1968-1972) uno de sus huéspedes era el barón Philippe de Rothschild. Se hospedaba siempre en la misma suite y había que limpiarle la playa de erizos cada vez que quería bajar.
Camilo José Cela organizaba en el hotel, una vez al mes, cenas que reunían un selecto grupo de intelectuales. El Nobel era, al igual que Miró, amigo personal del inicial propietario del hotel. En las salas de la primera planta pueden encontrarse hoy varios trabajos originales del artista catalán. No son las únicas joyas. Miguel Bermúdez, actual director, cuenta que hay diversas "reliquias" repartidas por el establecimiento, como las lámparas diseñadas por Correa y Milá, quienes se encargaron del interiorismo en el 64. Hoy están en la recepción del hotel y en el Museo Metropolitano de Nueva York. Unas mesas de café doradas son el objeto de deseo de algunos coleccionistas. "Han intentado comprármelas en diversas ocasiones", recuerda Bermúdez. ¿Cuánto le daban? "No es cuestión de ponerle precio", responde. El precio es lo de menos en el Meliá de Mar donde pasar una sóla noche ronda los 400 euros.
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