Visitar Lisboa es un pequeño placer. Sus casas y callejuelas te remontan a la España de hace cuarenta años. Todo muy pintoresco y con super bellas vistas al mar. Sin embargo, queridos amiguetes… escribo este comentario para preveniros contra los taxistas lisboetas y el “cubierto” que los restaurantes se empeñan en cobrar.
Los taxistas lusos son simpáticos y entablan conversación para ganar confianza pero luego te sacan más pasta de lo que deberías pagar. ¿Cómo? Pues, o te dan más vueltas a la ciudad de lo debido, apagan el taxímetro antes de que tu puedas ver el montante final o simplemente lo esconden detrás de alguna de esas pegatinas que aconseja no fumar y te cuentan que son taxis especiales. Sea como sea, su objetivo final es conseguir un dinerito extra a costa del turista. Así que, tened cuidado con ellos. Fijaros todo el tiempo en el taxímetro y preguntad en los hoteles el coste aproximado de los lugares a donde os dirigís. Como adelanto, os digo que el precio desde el aeropuerto a los hoteles céntricos está entre diez y doce euros.
Los restaurantes portugueses tienen una variedad de cocina mediterránea excelente. Sin embargo, hay una diferencia cultural que cabe destacar. Los portugueses acostumbran a añadir una especie de aperitivo (aceitunas, queso, pan, etc…) con cargo al que llaman “cubierto” o “couvert”. El precio oscila entre los cinco y diez euros. Lo importante a saber es que se le puede decir al camarero que no queremos el “cubierto” y no lo traen ni lo cobran. La tradición lusa es que si no lo tocas no te lo cobran… pero ya se preocupan ellos de que te entre el hambre y piques el aperitivito. Así que, es mejor dejarles saber que no lo quereís.
Por lo demás, Lisboa es una ciudad de fados, melancólica, bonita, acogedora y llena una romántica luz. Tal vez, le falta un toque de restauración a sus fachadas o quizás no, ya que de ahí viene su encanto. Pasead por el Bairro Alto y dejad que las vistas os transporten pero no cerréis los ojos… por si acaso pasa el primo del taxista y os quita el bolso.
Disfrutad vuestros viajes.
Ariadna.
Los taxistas lusos son simpáticos y entablan conversación para ganar confianza pero luego te sacan más pasta de lo que deberías pagar. ¿Cómo? Pues, o te dan más vueltas a la ciudad de lo debido, apagan el taxímetro antes de que tu puedas ver el montante final o simplemente lo esconden detrás de alguna de esas pegatinas que aconseja no fumar y te cuentan que son taxis especiales. Sea como sea, su objetivo final es conseguir un dinerito extra a costa del turista. Así que, tened cuidado con ellos. Fijaros todo el tiempo en el taxímetro y preguntad en los hoteles el coste aproximado de los lugares a donde os dirigís. Como adelanto, os digo que el precio desde el aeropuerto a los hoteles céntricos está entre diez y doce euros.
Los restaurantes portugueses tienen una variedad de cocina mediterránea excelente. Sin embargo, hay una diferencia cultural que cabe destacar. Los portugueses acostumbran a añadir una especie de aperitivo (aceitunas, queso, pan, etc…) con cargo al que llaman “cubierto” o “couvert”. El precio oscila entre los cinco y diez euros. Lo importante a saber es que se le puede decir al camarero que no queremos el “cubierto” y no lo traen ni lo cobran. La tradición lusa es que si no lo tocas no te lo cobran… pero ya se preocupan ellos de que te entre el hambre y piques el aperitivito. Así que, es mejor dejarles saber que no lo quereís.
Por lo demás, Lisboa es una ciudad de fados, melancólica, bonita, acogedora y llena una romántica luz. Tal vez, le falta un toque de restauración a sus fachadas o quizás no, ya que de ahí viene su encanto. Pasead por el Bairro Alto y dejad que las vistas os transporten pero no cerréis los ojos… por si acaso pasa el primo del taxista y os quita el bolso.
Disfrutad vuestros viajes.
Ariadna.
Traveler: Así da gusto....tener a gente que nos hace partícipe y nos da consejos de sus experiencias. Chapeau Ariadna, esperamos más vivencias de tus inumerables experiencias viajeras. Merci cherry.
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