He sentido la necesidad de rememorar nuestra estancia en Praga, sitio mágico, donde los haya. Cuando planeamos nuestra boda, en 2001, en mi mente estaba el ir de luna de miel a la típica playa caribeña con hoteles "all inclusive" y demás comodidades. Pero una antigua compañera de trabajo me metió la idea de visitar una ciudad europea (gracias!!), y nos decantamos por hacer un combinado Praga - Viena. De Viena ya hablaré otro día.
Salimos en avión el 16 de septiembre, demasiado reciente lo de las torres gemelas, pero quién lo iba a saber? mi familia con el estómago encogido, pero nosotros no nos ibamos a quedar sin viaje.
Praga, nos cautivó su ambiente, parecía que hubieramos retrocedido un par de décadas en el tiempo, los coches se veian antiguos y de poco valor, nosotros yendo con simples vaqueros y jerseys parecíamos mucho mejor vestidos que la mayoría de los praguenses, el nivel económico era bajo. Y todo muy barato al cambio, comíamos hasta la saciedad por dos duros. Nos dió por "cotillear" una agencia inmobiliaria y se podia comprar un edificio por 15 millones de las antiguas pesetas, estábamos alucinados.
Allí le dan mucho bombo a la cerveza Pilsen (PILSNER URQUELL), se consideran los inventores de la cerveza, y yo para no ser nada cervecera, reconozco que esa sí me gustaba. La mujeres de allí son muy guapas en general (de lo hombres no puedo decir lo mismo...) y dicen que su belleza y su buena piel son debidas al clima de la zona y al consumo de su querida cerveza.
También es un clásico el GOLEM, hombre de arcilla que creó y luego dió vida el Rabino Low (personaje relevante del barrio judío de Praga). Algo así como una versión judía de Frankestein. Aparece representado en algunos rincones de la ciudad y si quieres te lo puedes llevar a casa (mi marido tiene el suyo), ya que está presente en cualquier tienda de souvenirs, así como puestos callejeros de artesanía. Existen peliculas en blanco y negro también de este personaje de leyenda.
A Praga hay que conocerla andando, callejeando por sus barrios, disfrutar del Puente de Carlos y sus 30 estatuas barrocas que lo bordean, todas ellas "renegridas" salvo algún trocito, como es el caso de la de San Juan Nepomuceno, que da suerte al tocar su imagen, la tradición "obliga" a ello a montones de turistas diariamente (por ello tiene esa zona tan limpia). También se dice que al tocarlo no morirás sin volver a Praga.
El puente es un hervidero de turistas, puestecitos de artesanía, pintura y músicos callejeros. Está lleno de vida.
Otro punto clave es el Reloj Astronómico y Astrológico de la Ciudad Vieja. Muy completo. A las doce del mediodía la gente se agolpa frente a él para poder disfrutar de toda su "coreografía", un despliegue de figuras animadas, entre ellos los doce apostoles, y otras que representan 4 de los pecados capitales.
La gastronomía sin embargo, no nos resultó llamativa, por lo que vimos, preferimos tirar de comida internacional y del fast food...Salimos en avión el 16 de septiembre, demasiado reciente lo de las torres gemelas, pero quién lo iba a saber? mi familia con el estómago encogido, pero nosotros no nos ibamos a quedar sin viaje.
Praga, nos cautivó su ambiente, parecía que hubieramos retrocedido un par de décadas en el tiempo, los coches se veian antiguos y de poco valor, nosotros yendo con simples vaqueros y jerseys parecíamos mucho mejor vestidos que la mayoría de los praguenses, el nivel económico era bajo. Y todo muy barato al cambio, comíamos hasta la saciedad por dos duros. Nos dió por "cotillear" una agencia inmobiliaria y se podia comprar un edificio por 15 millones de las antiguas pesetas, estábamos alucinados.
Allí le dan mucho bombo a la cerveza Pilsen (PILSNER URQUELL), se consideran los inventores de la cerveza, y yo para no ser nada cervecera, reconozco que esa sí me gustaba. La mujeres de allí son muy guapas en general (de lo hombres no puedo decir lo mismo...) y dicen que su belleza y su buena piel son debidas al clima de la zona y al consumo de su querida cerveza.
También es un clásico el GOLEM, hombre de arcilla que creó y luego dió vida el Rabino Low (personaje relevante del barrio judío de Praga). Algo así como una versión judía de Frankestein. Aparece representado en algunos rincones de la ciudad y si quieres te lo puedes llevar a casa (mi marido tiene el suyo), ya que está presente en cualquier tienda de souvenirs, así como puestos callejeros de artesanía. Existen peliculas en blanco y negro también de este personaje de leyenda.
A Praga hay que conocerla andando, callejeando por sus barrios, disfrutar del Puente de Carlos y sus 30 estatuas barrocas que lo bordean, todas ellas "renegridas" salvo algún trocito, como es el caso de la de San Juan Nepomuceno, que da suerte al tocar su imagen, la tradición "obliga" a ello a montones de turistas diariamente (por ello tiene esa zona tan limpia). También se dice que al tocarlo no morirás sin volver a Praga.
El puente es un hervidero de turistas, puestecitos de artesanía, pintura y músicos callejeros. Está lleno de vida.
Otro punto clave es el Reloj Astronómico y Astrológico de la Ciudad Vieja. Muy completo. A las doce del mediodía la gente se agolpa frente a él para poder disfrutar de toda su "coreografía", un despliegue de figuras animadas, entre ellos los doce apostoles, y otras que representan 4 de los pecados capitales.
Carolinchi75
1 comentario:
la verdad es que Praga es una ciudad magica espectacular para conocer, un lugar con una historia muy rica y muy comentada y resumida en este post
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