lunes, 21 de septiembre de 2009

Viena, ciudad imperial

Nos alojamos en el Hotel Ananas, que nos recomendó una conocida. A mí no me gustó, me pareció masificado y la habitación desde luego no nos la encontramos muy limpia, pero bueno. Por lo menos podíamos movernos desde allí a pie, sin problemas.

Junto a este hotel los sábados ponen "el mercadillo de las Pulgas" un rastro de antiguedades y todo tipo de artículos de segunda mano (ahi que ver las cosas que alguna gente es capaz de poner a la venta). Le sigue el Naschmarkt, mercadillo típico de alimentación, fruta, comida preparada, y alguna de esas rarezas que no encuentras en tu tierra, y que siempre apetece probar. Que para eso estás de vacaciones y conociendo otras costumbres.

Como continuación al Naschmarkt, nos encontramos con la Plaza de San Carlos (Karlsplatz) bonito espacio para hacerse unas cuantas fotos de recuerdo.

Cualquier turista que se precie, no se puede ir de Viena sin ver un concierto o una ópera. Nosotros fuimos a un concierto de Mozart en el Viena Hofburg. Pero ojo, no hagáis como nosotros, que llegamos un poco tarde, y no nos dejaron entrar hasta que no acabó el primer acto (para no molestar con el ruido de la puerta) y ni se os ocurra llevaros una Coca Cola y abrirla en mitad del concierto... qué le vamos a hacer, soy un poco de pueblo.

Lo que más me gustó de esta ciudad fueron sus jardines. Exquisitamente cuidados, los pertenecientes al Palacio de Schönbrunn, y al Palacio de Belvedere. Con cantidad de jardineros velando por ellos. Arbustos con formas perfectamente estudiadas, que reflejan el gran trabajo que hacen por ellos. Allí tuve un "encuentro" con una ardilla hambrienta que vino corriendo desde lejos y me llegó a tocar la mano para ver si tenía algo que darle. Para mi fue un gran momento. Qué poco se necesita a veces para ser feliz.

En el Palacio Belvedere, pudimos disfrutar además de una exposición de obras de arte, entre las que se encontraban diversos cuadros de Klimt. Me encanta este pintor. Hace poco me regalaron una réplica de "Las tres edades de la mujer", en concreto el retazo de la madre y el bebé.

No puede faltar, echar un vistazo al Hotel Sacher, cuyo fundador fué el hijo del creador de la típica Tarta Sacher. Allí puedes comprarla, muy bien presentada, pero, prepara el bolsillo...

Sacher Torte= Interior de bizcocho de Chocolate con una pizca de mermelada de albaricoque, y recubierta de chocolate negro... Te puedes hacer una idea.

Carolinchi75


1 comentario:

Vuelos a Viena dijo...

Primero que todo, muy buenas fotos. No tengo la oportunidad de conocer Viena aún, pero me parece una ciudad soberbia, mágnifica. Clásica, histórica, bella.